Te despertarías por las mañanas con una idea lejana de mí. En
un sentido estrictamente ridículo serias mi 42. Podría sonar algo abstracto a primera
instancia, aunque no creo que alguna otra persona use esto como referencia. Específicamente eres mi sentido “todólogo”
basado en Douglas Adams. De algún modo eres mi significación de la vida, el
universo y todo lo demás. Luego no importa si traes puesta tu pijama, porque
tienes esos mechones de cabello que le hacen juego. Luego tengo la sensación de
evaporarme con cada persona que pasa junto a mí. Para cuando recupero el
aliento, ya me he perdido en la ciudad. Te he comentado que me ofrecieron un
nuevo trabajo, es uno de esos trabajos que hacen en el centro de la ciudad, después
de todo el papeleo me han despedido cuando he exigido un pago. Me he perdido
entre el tiempo mientras hablábamos sobre la importancia de los aguacates en la
sociedad contemporánea y demás temas de suma importancia. ¿Tolerarías en algún momento
el hecho de que te envié cartas sin remitente? Soportarías la obsesión que
tengo de no estar poniendo atención, porque he conocido a unos tipos que les
irrita dicha condición mental. Mi vida ha dado un vuelco emocionante, pues he
salido de casa y no recuerdo si guarde la leche de nuevo en el refrigerador. Podría
dejarte grabadas unas palabras en tu correo de voz, ya sabes, como en los
viejos tiempos en los que solíamos fingir ser celebridades. Entonces sería mi
turno al teléfono y haría una voz grave, mantendría el pecho erguido y la voz constante.
¿Aceptarías que te hiciera uno o dos dibujos mientras cantas? Aunque después de todo tu madre te llamare y
le dirás que has estado en el colegio todo el día.
28.4.12
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1 comentario:
Pinche señor, como escribías escribía hasta los 19, digo, fantaseaba muchisimo, esa era la razón de todas mis armoniosas desventuras.
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Por un momento piénsatelo bien.