Entonces tenia yo la edad de 18 años; y me encontraba leyendo un gran libro, "los viajes de marco polo".viajaba yo en ese entonces en transporte urbano,que avanzaba a gran velocidad, hasta que nos topamos con ruiz cortinez y el trafico en todo su esplendor,
avanzó como pudo hasta llegar a la altura de conchello, justo ahí se escucho un sonido [un gran estruendo] como imponiéndose a este ritmo de vida,[diciendo "aquí yo soy el rey"] en ese instante todo se volvió gris*. yo algo ajetreado, entre la idea del ejercito universal y la propuesta de dividir el mundo entre 4 únicos,no sabia que era lo que ocurría, y mire el reloj de un señor que se encontraba dormido a mi lado derecho y las manecillas no giraban [se agoto la batería].pero no solo eso, la músicas de los autos vecinos ya no sonaba.el ruido dejo de ser, se perdió y alejo del concepto que tenemos de ruido.solo se escuchaba el imponente rugido. después se dejaron sentir unas grandes vibraciones, como un "terremoto". aumentaban su periodo, cada vez mas frecuente
[hacia eco en mi cabeza].para ese entonces ya había olvidado a marco polo y a sus viajes, empezaban los mios.y después de unos instantes de ello, me percate de que a mi lado izquierdo.se encontraba el responsable del insólito hecho:"el tren", quien avanzaba lenta, pero firmemente, y hacia que el tiempo se detuviera como diciéndole a los automovilistas:"donde están sus avances tecnológicos". no estoy seguro de cuanto tiempo* se mantuvo así el universo pero en cuanto se alejo de nosotros, lentamente todo volvió a la normalidad.los claxon de los automovilistas se volvieron a escuchar
las melodías de "regateon" de los automovilistas mas jóvenes;
y ese reloj, algo gastado que presuroso, se dedicaba a rehacer su marcha;
hasta hoy no he terminado de leer a Marco Polo.
[valió la pena*]
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por un momento piénsatelo bien.