Estoy teniendo cierta alucinación
recurrente de no acordarme de ti, lo cual resulta extremadamente extraño. Al salir
de casa resulta fastidioso, pues no puedo lidiar con la idea de confundirte con
una ventana abierta. En estas situaciones la cuestión es simple: ¿Quién será el
héroe de la historia?
Sé que te conozco, de verdad lo sé;
al menos creo saberlo, es decir, creo saber quién eres. No puedo asegurar que te
conozco pues sería estúpido pretender que se conoce enteramente una persona. Uno
puede conocer a una persona y aun así tener ciertas lagunas respecto a ella. Puedo
conocerte enteramente y aun así olvidarme de tu nombre.
Los nombres son el fastidio más
grande del mundo, sobre todo después a de una junta de dos horas, tiene la cortesía de invitarte un trago. Algún día
recordare ciertos nombres y para mi bien espero estar sobrio cuando eso suceda.
No he puesto atención del todo y pase de largo
justo en el momento que debía detenerme; realmente creo que mi problema son los
limites. Bonito día para descubrirlo. De pronto siento que la habitación comienza pulsar, ulular y moverse lentamente; la cafeína
ha realizado su labor. Es la hora de dormir y mantenerme despierto es el sueño
que deseo tener.
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