El viento arde suavemente las
hojas de los árboles, recorre las calles nocturnas, se va entremezclando con
las sombras y se siente tan real a esta hora de la mañana. De pronto todo
parece una nueva versión de lo que siempre termina siendo, el equilibrio
constante entre llamarte y dejar pasar los días. Es tan difícil volverse
invierno, es tan complicado el sentimiento de mudanza en el momento adecuado.
La noche simplemente nos muestra
lo que creemos conocer de las cosas, un ambiente en constante cambio. No hay
nada definido. El día en cambio, es tan plano, tan directo; la mayor parte del
tiempo es predecible. No entiendo como las personas dejan pasar los momentos más
emocionantes durmiendo.
Hoy me advirtieron acerca de
aparecerme en los sueños de los demás. Fue algo como: “Hey deja de aparecer en
mis sueños” siempre he pensado que de cierta manera, cuando sueñas con alguien,
es porque esa persona tiene algo que decirte. Yo no me voy a aparecer en tus
sueños para decirte los números ganadores de la lotería nacional, ni recordarte
viejas historias, mucho menos voy a mentarte la madre. Creo que simplemente se
trata de una casualidad bien orquestada.
Entonces lo único que me queda
decir es:
“…By the way, do you have Zoe's number?”
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