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I can't imagine leaving |
Qué triste suena la lluvia sobre
los techos y el viento en los pocos arboles que le quedan a la ciudad. Todo es
una mala fotografía con tonos malvas y sentidos estrictos. No hay sonidos
breves, no hay sonidos largos; los parques están solos, yo estoy en los
parques, pero no con ellos, yo no estoy solo, estoy conmigo y con la pendejez
que implica. En algún momento dentro de todo este sueño que se está
desarrollando, hay un tiempo que no sucede nada, los camiones permanecen
detenidos, los semáforos en verde, los espacios habitados y solos, porque esa
dualidad siempre existirá, la gente olvida el espacio que le rodea, el espacio
que recorre con la mirada, los sentidos, con cualquier tipo de situación-gafas,
que le va quitando el brillo al resplandeciente basurero de la esquina.
Es como el golpearse la cara con
un anuncio en lugar transitado, pero notando que los transeúntes se mantiene al
margen, pasan de largo, siguen su trayecto entre calles y oficinas. Yo también
sigo con mi trayecto, solo que no es entre oficinas y talleres, es más bien un
trayecto errante entre bares. M ha pasado de largo entre los pasillo que dejan
las mesas, todos se han enterado de tu disidencia y tu interés, tu madre ha
dejado de lado las burlas y ha buscado el origen del problema. Tu padre ha
dejado a un lado las interrogativas y ha decidido actuar de golpe, certero como
la guerra.
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