A momentos siento todo diferente,
como si se tratara de mi segundo aire. no tengo las abrumadora sensación al
caminar por las calles de regreso a casa; ni la tensión de los niños jugando
con el balón; no me preocupa mi vecina saliendo a fumar cada cinco minutos, ni
los ruidos molestos que conlleva la calle. supongo que hay un límite para todo
y quiero pensar que en mi cabeza, se llegó/supero ese límite, entonces mi
cerebro dice algo como: “fuck this shit” y hace como un reset. un respiro, un
nuevo comienzo, dejando de lado la pretensiones absurdas de la gente que me
rodea y que a momento me colman la paciencia, los momentos en los que el dialogo
es más bien un monologo y los sermones indiscutibles de los pinches lunes.
Supongo que la gente lidia con
todo lo anterior de maneras más rápidas y superfluas; que de un momento a otro
en lugar de querer alejarse, no saber nada y evitar el contacto con situaciones
similares; pueden hacerlo en algún escenario que los mantiene en el centro zen
de su universo y así tiene la habilidad para seguir siendo amables y tranquilos
y llevar la vida en paz.
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