Lo que sucede es que las tramas
paralelas continúan su rumbo mientras nosotros permanecimos inmóviles en cada
uno de nuestros espacios designados. Así de pronto estas en la oficina con los
pendientes de un martes cualquiera mientras el sol sigue un trayecto que puede
parecer estable, tu encargo está por llegar ante la bandeja de entrada. Por mi
parte estoy como difuso entre las diversas reuniones y situaciones que se van
desarrollando. Sin tenerlo muy en claro nos vimos inmersos el uno en el otro,
no había que hacer nada más que permanecer haciendo lo que solemos hacer; lejos
de aquí, en algún lugar del cual no tengo la certeza ni una idea remota, parece
que todo el movimiento aleatorio de rutinas, situaciones y hechos, nos fueron
empujando hasta encontrarnos.
Así que hora sólo nos queda colapsar
el uno en el otro.
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