De pronto todo me remite a la
calma de tu habitación, el fresco que entra por la ventana y la vista del verde
jardín, que desde abajo parece filtrar el estrés circundante de una ciudad que
regresa a sus posiciones originales. Sé que es absurdo el pensar una vida
entera así, pues necesitamos salir y tropezar con el mundo, conocer algunos
rincones que guardan historias que aún no podemos recordar. Mientras tanto mantén
las cortinas entreabiertas para poder tener noción de todo lo que sucede dentro
de nosotros.
La marea de tu habitación y la
brisa de tus brazos podrían marcar un feliz regreso por siempre; mientras los
otros chicos se andan con nimiedades, tratando de darle salida a sus fantasías;
sigo preguntándome si estaré despierto del todo y la respuesta exacta es
saberte junto a mí.
Si decides irte, por favor deja
un rastro breve por el cual regresar, pues los caminos son confusos y uno cree
tener la agilidad mental para saberse en cualquier maldito lugar; pero en
cualquier vuelta uno se da cuenta que todo es distinto y el saberse extraviado
siempre suele ser un problema.
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