Alguien debió advertirme que habría
momentos en los cuales todo podría salirme bien; a pesar de los efectos
colaterales y tomando una visión judía, las cosas suceden aquí, es aquí, el
presente donde todo tienen lugar, uno se va formando su paraíso, su infierno y
su purgatorio absolutista. Así que mientras regreso a casa entre las calles
peligrosas durante la madrugada de un sábado, trato de no abusar de todo lo que
he estado haciendo últimamente. Sé que en algún lugar dentro de toda el área
metropolitana hay alguien, no cualquiera, ese alguien es un secreto. el secreto
mejor guardado que unos labios pueden contener, entre el juego cambiante de
sombras y una difusión extenuante lo mejor sería desaparecer. No tendría
sentido todo lo que está ocurriendo si de pronto regresa una violencia
aplastante a las calles, y las noches se tornan un peligro psicológico para las
madres. Incluso el hecho de regresar en un taxi perdería la inmediatez de tu
extrañamiento.
Hay días en los que incluso
extraño la sombra que nos cobija mientras nos despedimos bajo el árbol de tu
banqueta, es una fuga absoluta de melancolía que no puedo controlar sabes; los
carros pasando a cada momento, los cuales no me logran extrañar del todo, en mi
calle pasan carros también y de manera seguida, las vueltas y los callejones y
todo es terriblemente perfecto.
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