La ciudad parece otro tiempo,
pero ¿quién realmente se lo cuestiona? todos tenemos que seguir la marcha,
hacer nuestra parte para que todo siga con lo establecido. Al carajo con todo. Las
semanas en acumulación se han vuelto un desastre, pensé que podría lidiar con
el sol sobre mi ventana lo suficiente como para que pareciera siempre el mismo
día. Me equivoque y ahora tengo el tiempo corriendo por los huecos del librero.
Un descuido podría darle al tiempo el espacio adecuado para abordar la ciudad
de manera catastrófica. A grosso modo, soy un desastre; los tomates del huerto
se han secado a momentos, y los chiles apenas tiene pa´crecer.
Sabes, esta semana ha sido algo
extraña, después de estar perdido entre regiomontanos hablando de cómo hacer
una mejor ciudad y de comer con regiomontanos hablando del mismo tema. He caído
en cuenta que lo único que hacen es hablar, pues no he visto a nadie en la
acción, supongo que hay personas que no se quedan en el paso de activismo de
sobremesa, de ser el trendy en la conversación diaria, y simplemente ir un paso
más allá.
¿Dónde se supone que estás en
este momento? o más bien ¿Cuándo se supone que estás? pues el uso horario nos está
terminando de joder, aunque creo habértelo mencionado un par de horas antes de
que sucediera.
No queda más que seguir el trazo
que casi hace hueco sobre el asfalto, la rutina mortal que me tiene cautivo de los
cerros, las personas y alguno que otro conductor desquiciado.
Quisiera poder tener la no
aprensión para tener momentos en los que mi alma se vuelva uno con el río Santa
Catarina, de recorrer de sol a sol la ciudad, de perder mis gritos entre el
ruido de los autos y evaporarme poco a poco, retribuirle a toda esta situación
del carajo un poquito de lo que me ha dado, pero se hace tarde, el té comienza
a enfriarse y tengo que irme.
Otro día será
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