Se le debe denominar jueves,
primeramente, con el espíritu de septiembre aún y cuando se trate de octubre.
Se debe estar distraído, con la mente en el presente e ignorar lo venidero. Se
debe tener al susodicho instrumento listo para cualquier eventualidad. se debe
voltear al cielo y confirmar la lluvia ya sea de manera visual o de manera
táctil. Una vez ocurrido lo anterior se debe proceder a tomar al artilugio que
impide el contacto directo con la naturaleza. Este instrumento absurdo que nos
provee un techo móvil. Se debe activar con prisa, abriéndolo como si de ello
dependiera tu vida. Se coloca sobre los seres queridos contiguos y se mantiene
a la par de los movimientos. Felicidades, si ha seguido correctamente los pasos
anteriores, es usted el flamante usuario de un paraguas.
Nota: no confundir paraguas con
sombrilla, pues los pasos son distintos y pudieran no tener un funcionamiento
eficaz.
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