Tráfico en cada maldita calle de
esta ciudad; -me pregunto a dónde migrará el tráfico vehicular durante las
madrugadas o las mañanas frescas- mientras los semáforos sincronizados marcan
una sinfonía de luz.
las calles en hora pico se
vuelven una orgía de decepciones que lentamente diluye el semblante de
cualquiera con una hora en mente. cuál es la puta necesidad de ir rápido a
todos lados.
Muerte a los cronistas y a las
constantes líneas que suelen trazar, pues no dicen nada acerca de mi vida y
constante conflicto entre vivir al día, tratar de sobrevivir a la contaminación
absurda de la urbe, y los carentes sistemas representativos. ignoran a quienes
despiertan entre las calles sin tener un rumbo definido, un resguardo del
tiempo, algo.
Lo único relevante de tratar, es
cómo se ven envueltos con quienes los ignoran; así, finalmente formamos un
ciclo constante de ignorancia, pero no de la que habla desde el
desconocimiento, más bien la que surge de omitir intencionalmente.
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